domingo, septiembre 16, 2012

Mensajes 1

A veces (siempre) no te fijas que tan lejos estas llegando de tu raya. De esa raya que pintas antes de conocer, antes de avanzar, cuando conoces el miedo, esa rayita es tu miedo pero sin darte cuenta te das cuenta que ya la pisaste la estas pasando y estas corriendo muy lejos de ella, ya no sabes si te duele más de lo que te asusta, si gritas más por el placer de lloriquear y sonreír o por que de verdad estas decidiendo que pare. 
Te das cuenta que estas con personas que no conoces que no llamas por su nombre por que ni eso conoces bien y ¿Sabes por qué? Por que ellos no conocen el tuyo. ¿Que sabes tú si únicamente conoces su sabor favorito?, el sabor de sus labios no te dirá que sabor tiene su alma o incluso el color es importante. Entonces comienzas a llorar, comienzas a recordar que tan lejos estaba tu rayita, que tan lejos se quedo tu pasado atrás para darle paso a este malestar que parece comezón que no dejas de tallar. Te casaste con la persona equivocada por que la que creías adecuada te dejó por que la que creías que era para ti. Te abandonó al andar de un día para otro dejándote solo el aroma de sus besos en tu cama. Y el que creías indicado se fue, ese es el final (que de por sí ni era el indicado por que también te sacó lagrimas sin que lo notaras, corazón llorabas mientras dormías) 
Diste paso a los miedos y a las desgracias que te dejaron riendo como una pequeña en un prado lleno de monstruos ocultos. 
Y te diste cuenta que era un idiota.
Aquél que soltó tu mano sin avisar, este que te mira sin pensar que tienes un corazón. ¿Y dime que eso de los corazones rotos? Que es eso de curar, romper, sanar, llorar, reír, a la mierda esas tonterías. La felicidad no viene del corazón, viene de la tranquilidad que te deja un beso, de la tranquilidad que te brinda saber que se encuentra bien y que mejor aún piensa en ti. 
No confió en ti, no hablo contigo, nunca estuvo cuando lo necesitaste y aún mejor, te hecha en cara para salir librado cuando sabe que obro mal, que obro mal viéndote caer y aún así te lo avienta  a la cara sabiendo de tu debilidad. Aunque, tu ya no eres tan débil.Pero resulta que ya no sabes cuanto vas a resistir. 

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